vOTRO AÑO QUE EMPIEZA ENERO 28 DE 1984
Martes, he llegado al
hospital, volverán mis colegas que habían sido trasladadas. Mis pacientes,
Fabio, el muchacho parapléjico está
muchísimo mejor, le han donado una silla de ruedas, dentro de 14 días le
realizarán una última intervención
quirúrgica, un colgajo, ahora sus ojos son distintos, soñadores, su voz
llena de optimismo, la mata de primavera
que se encuentra sobre su mesa de noche, está florecida, viva, entonces
él vivirá
Luego hemos tenido
reunión con el director provisional, ya que el antiguo director, el señor de
los ojos azules, murió en un accidente automovilístico cuando venía de un “cierre
de tejado” de otro hospital, al chocarse su auto contra un
buseta, al parecer venía un poco pasado de copas
El director
provisional fue profesor nuestro en la universidad, habla, sonríe,
escucha, se le ve optimista, de pronto iluso y hasta soñador, pero está vivo
por dentro y por fuera, escuchó lo mismo que todos, se aterró, se extrañó, dijo
“increíble” “terrible” “que barbaridad” “ bueno”
Como hechos curiosos,
mis vacaciones fueron interrumpidas a escasas 16 horas de mi reintegro, pues fui
citada para volverme a posesionar en mi nuevo cargo: fui trasladada al mismo hospital, con el mismo salario y con el
mismo cargo, que raro, habían unas 40 personas en el despacho de nuestro jefe
máximo, habían, médico, enfermeras, auxiliares de enfermería, personas de
estadística y de oficios varios; en el instante mismo en que esperábamos se
abriera la puerta por la que debía salir la máxima autoridad, se fue la luz y
todo quedó en la penumbra, entonces salió un señor alto, fornido, vestido de
azul, medio mono y por su aire de superioridad supe que era nuestro jefe
máximo, se rasco el cuello, se desperezó llevándose las manos a la cara, y ví que tenía una argolla y
2 anillos en oro, luego alzó sus ojos azules y dijo “ que había algunos ascensos de acuerdo a la
lealtad con la institución” también dijo
“ que no permitiría ningún brote revolucionario” amenazó con despido a
quien se atreviera a pensar, luego llamò a cada uno de nosotros por su nombre,
a lo que todos contestaban “ si doctor,
si doptor, si dotor, si señor, si doktor” luego juramos ante Dios y la patria y
abandonamos el recinto
ENERO 30 DE 1984
Estoy de turno, es
sábado, he descubierto 3 injertos, es una labor pesada, de paciencia, de tacto
en tus manos, de precisión,, cuando descubrí
el injerto de nuestro tercer paciente, una señora de 74 años, revela 55,
sus vendajes sangrados, fuertemente adheridos, a medida que descubro
se esparce un olor fétido y entonces puedo ver un tejido necrosado,
desvitalizado, llamo a los médicos de urgencias, son rurales, muestran cara de sorpresa mezclada de impotencia, me
mandan llamar al cirujano plástico para valoración urgente, entonces he tenido
que revisar el directorio telefónico, llamar al tas, hacer infinidad de llamadas para poder comunicarme con el cirujano
Luego me llaman de
urgencias, aun señor se le cayo una caneca de neme hirviendo en todo el cuerpo,
todos , hasta las del aseo están con gasas empapadas en gasolina limpiándolo,
el piso nada en gasolina, alguien entra con un cigarrillo, miradas furiosas, y él sale, pero que suerte la de
éste hombre , Dios existe, solo se quemó
un pedacito del dorso de una mano y al lado del codo, increíble, era una
caneca completa hirviente de neme
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