lunes, 9 de abril de 2012

MEMORIAS DE ERASE UNA VEZ UNA ENFERMERA

MAYO 1 DE 1982
Día del trabajo, yo acá, 12 horas de trabajo continuo, agotadoras, afuera un sol maravilloso, un tibio calor
Tenemos 12 pacientes quemados, 12 pesadillas, ellos me cuentan que sueñan continuamente con fuego, el momento del incendio, sueñan autoquemándose, sueñan con antorchas, pienso en Freud, casi percibo su presencia cuando ellos me cuentan.
Uno de nuestros pacientes  está muy contento, subió 10 kilos en 2 meses, ahora pesa 50 kilos, es sorprendente e increíble, porque no misteriosa la recuperación de éste hombre , traía un diagnóstico de cáncer de estómago cuando ingreso a nuestro hospital, luego alguien  puso en duda  ésta primera opinión, se toma nueva endoscopia, entonces reporta  “ulcera gástrica de gran tamaño”, lo curioso es que a Pacho  “ ya lo habían abierto” y habían dicho “ que estaba invadido”, de repente ya no necesitamos más morfina, sus síntomas cedieron, recuperó peso, su estado anímico mejoró, el da una explicación religiosa a su curación, “Dios”, la Biblia yace a la cabecera de su cama, cuesta dificultad reconocer al rudo militar que dicen que fue, ahora es un hombre creyente.
Hoy es día de visitas, una hora, eso congestiona el control de enfermería, yo conozco a muchos de los familiares de los pacientes, y están ahí  preguntándome, pidiéndome, recomendándome, suplicándome…yo los atiendo uno por uno, a  pesar  de la premura de tiempo, me resulta agradable, explicarles, pedirles, recomendarles,… son rostros tensos, alegres, tristes, expectantes, pacientes, conformes, curioseantes, domingo soleado, despejado, en que deben venir al hospital a visitar a sus enfermos, con los talegos de uvas, de manzanas, de jugos embotellados, de ponqué, de galletas, de dulces, pero la mayoría no tienen hambre
Ah nuestra paciente rechazada, quemada, la anciana prematura que estuvo muy infectada, ha mejorado vertiginosamente, será trasladada nuevamente a nuestro servicio, antes estaba en otro dentro del mismo hospital, ella tiene unos 48 años, antes se le veía mayor, pero gracias a la intervención de las manos que curan la infección cedió y entonces rejuveneció, está muy ilusionada con el bebé, pero le duro muy poco la ilusión, ya que aparecieron 2 de sus hermanos impecablemente vestidos y aclararon que ella tenía 53 años, entonces se pensó que más bien podría ser la menopausia, se pidió valoración por ginecología y opinaron que probablemente no había embarazo para descartar esa posibilidad, pero no se pudo descartar nada, ya que no había reactivo para gravindez en ese momento, pero ella me dice –“seguro que es un bebé, regáleme un saquito y patines”- y más tarde da otra versión de cómo se quemo el brazo, afirma ahora que  no fue quemada por ningún habitante de calle, sino que la verdad era que la señora para la que trabajaba la había quemado lanzándole una olla de agua caliente, será cierto?
MAYO 23 DE 1982
Días de vibrante actividad hospitalaria, días en que camino sin descansar un solo segundo, mis 46 kilos se han convertido en 44, mi uniforme, mi blusa terminan sucios, mi cabello se daña bajo el gorrito desechable de colores estampado en mariposas que ahora uso, mis manos están resecas gracias al lavado constante
La semana pasada fuimos citados a las 8AM a reunión con el Director, pero la reunión empezó alrededor de las  8:30, fuimos 13 3nfermeros, nos reunimos en la solemne y formal sala de juntas, contigua  a la oficina del director, mesa ovalada, cortinas oscuras, silencio, expectativa, frente a nosotros un hombre maduro, de ojos azules que a veces se tornan impenetrables, semi cano, rostro  un tanto serio, traía en una libreta las anotaciones para coordinar la reunión, me parece desconcertante, que hay detrás de esos ojos- “no soy rio y me puedo devolver “- dice, cita a enfermería como el pilar de una institución , primero fue un monólogo por parte de él, luego el ambiente se hace menos tenso, hay sonrisas, risas, gestos, mis colegas preguntan, él responde corto, conciso, se defiende, tiene la respuesta exacta para  cada  pregunta, parece muy enterado de la situación institucional, a simple vista podría  pensarse que encierra sabiduría, experiencia, organización, se que inspira temor, desconfianza, prevención, cuanto diera por saber que hay por detrás de esos ojos azules.
Hoy uno de nuestros pacientes se escapó por una ventana, saltó aproximadamente 5 metros hacia un césped que da al patio de una escuela que queda a espaldas del hospital, éste muchacho de 20 años había reingresado hacía 8 días  para ser reinjertado, pero ayer al descubrir sus  injertos, que el porcentaje de prendimiento era mínimo, casi nada, él miro su piel, empezó a llorar en silencio, quedó inmóvil, lejano, ayer en la tarde empezó a tornarse agresivo verbalmente, no quería que los médicos lo examinaran, menos el cirujano plástico, se le dio la salida voluntaria que exigía, dijo no saber firmar, se puso  por testigos a 2 pacientes que  si firmaron, reclamo, censuro el tratamiento, yo recuerdo que éste muchacho llego en un estado lamentable al hospital, se recuperó, se dio salida provisional, pero al parecer las condiciones higiénicas  en que se manejaron  sus quemaduras en ese periodo de tiempo de 4 semanas que estuvo fuera no le favorecieron en la prendida de los injertos _”pero nos ganamos un enemigo gratuito “-  me dijo el cirujano plástico.
En éstos 2 días ha estado un enfermero rural en inducción, ayer una paciente quemada en un ataque de histeria o de dolor? Te mordió , cuando intentábamos retirarle los vendajes, hoy la fuga de nuestro paciente, probablemente te acordaste de la comunicación terapéutica, la universidad brilla aún en tu rostro, es tan maravilloso el aspecto ideal, crucial, de servicio que ofrecen los practicantes, los graduandos, los primíparos, su  ansía de investigación, sus inquietudes, sus dudas, su mente abierta, como quisiera detener el tiempo, pero tu pasas a mi lado, corres, me dejas, te corro, te alcanzo, te persigo, te detengo…

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